Esta prenda de ropa interior masculina la hemos heredado de los antiguos romanos, quienes la denominaron calza, en latín vulgar *calcea, y este del latín calceus, ‘zapato’, pues al principio iba del pie a la rodilla y, luego, al muslo. Los calzones serían más tarde las calzas que llegarían a la cintura, y los calzoncillos, los calzones recortados a la altura de las ingles. Hoy, el calzoncillo compite con el eslip, más ajustado; el bóxer, pantaloncito similar al que usan los boxeadores; y el tanga, que solo cubre los genitales.
Los gayumbos es una forma coloquial de llamar a los calzoncillos. Se trata de una palabra de cuño bastante reciente, documentada por primera vez en 1905 en el Diccionario del argot español, de Luis Besses y Terrete. No obstante, la Real Academia Española no la registraría en su diccionario hasta 2014, su última edición. En esta se apunta que el origen del vocablo es incierto. Aun así, hay quien piensa que puede proceder de gayomba, término usado en el sur de la Península para referirse al Spartium junceum, un arbusto leguminoso más comúnmente conocido como retama de olor, debido a la extraordinaria fragancia que despiden sus flores amarillas. Por eso se cree que el término comenzó a ser utilizado de manera irónica para referirse de algún modo a los aromas desagradables que desprenden los calzoncillos usados y que podrían combatirse con un ramillete de gayombas.
Jaja, muy gracioso el origen de esta palabra. Me gustaría incluir un link a esta página en mi blog. Si no estás de acuerdo me dices y lo quito en seguida. Mil gracias y un saludillo. Louisa
Interesante. He llegado aquí a cuenta de la traducción de Carlos Manzano de la “Recherche” proustiana, donde usa esta voz para verter el francés “falzar”. Creo que no ha estado acertado.
Gracias.
Muchas gracias, Francisco. 🙂
Estupendo Blog, Cris.